Género: Gore, drama
Fandom: Original
Capitulo 4
Comencé a recorrer los oscuros
callejones del barrio. Mi corazón latía con gran velocidad. Mis ojos me picaban
y sé que los tengo inyectados en sangre. Estas posibles revelaciones me
alteraron de una manera increíble, de la que nunca experimente. Mis sentidos se
agudizan y el dolor que experimento en mi corazón aumenta. No me importa quién
recibirá mi castigo, ya no me importa nada. Mi mente se nubla y no puedo pensar
como corresponde. ¿Qué ocurre?
Me paro en una esquina y le
sonrío a un lindo chico que pasa por allí. Él se acerca a mí y me sujeta del
trasero.
-Hola, preciosa. ¿Quéres
divertirte un rato?- Yo solo acerco mis labios a los de él y en cuanto están
por tocarse, los separo. Le sujeto la mano y lo adentro más al callejón, donde
nadie puede vernos. Pongo mis manos en sus hombros y lo empujo contra la pared.
Sonrío y lo tiro hasta que queda sentado en el piso conmigo agachada enfrente.
Siento locura en cada poro. Esto me gusta. Esto me encanta. Sujeto el cuchillo
en alto y se lo clavo, limpiamente, en el centro del cráneo. No puedo evitarlo,
estoy feliz. Lanzo una gruesa, loca y terrorífica carcajada que nunca termina.
Me tiro en el piso y sigo riendo.
Pasan cinco minutos hasta que
alguien me encuentra. Ya, para ese entonces, estoy llorando. El efecto de mi
mal pasó y ahora estoy sufriendo. ¿Cómo puedo vivir así? El extraño se agacha y
me abraza. Por la sorpresa, abro los ojos. Es Leon. Este chico está en todos
lados. Lo miro con mucha extrañeza, y se da cuenta.
-Sabía que te iba a agarrar un
ataque. No te preocupes. Te encontré porque te escuche reírte. Sabía que eras
vos-. Abro la boca intentando decir algo, pero las palabras no me salen. ¿Cómo
sabe tanto? Me soba la cabeza y suspira. –Te conozco desde el orfanato. Años de
convivencia. No esperes que no sepa que estés pensando-. Bufo enojada e
irritada por su capacidad de entrar en mi mente. Pero lo único que hace es
levantarme con sus brazos, cual recién casados. Lo cual me molesta muchísimo.
–Mañana encontrarán el cuerpo y mejor que nos vayamos antes de que nos
encuentren a nosotros. Cierra los ojos y descansa. Lo de hace un rato pudo ser
agotador-.
Y tiene razón. Cierro los ojos y
no duro ni dos minutos más consiente. El mundo de los sueños me llama y yo
cedo.
Esta vez no soñé nada. Despierto
en los brazos de Leon, en mi cama. Estamos semisentados y yo tengo mi cabeza en
su pecho. Abro los ojos y suelto un pequeño bostezo. Leon también abre sus ojos
y me sonríe. Yo no puedo devolverle la sonrisa. Sigo triste por lo que ocurrió
hoy. Hago un esfuerzo sobrehumano y me siento frente a él, abandonando el calor
y la protección de sus brazos. Descubrí que me siento muy bien cuando estoy
rodeada por ellos. Es algo que me gusta.
-Todo lo que me escribiste es
verdad- Me suelta, sin más. Abro la boca intentando articular alguna palabra,
pero él me caya de inmediato y vuelve a hablar. –Al parecer, cuando caíste del
techo, te agarro una especie de amnesia y no fue hasta que hablamos que
comenzaste a recordar algunas cosas-. Frunzo el ceño, señal de que todo eso lo
deduje sola. –Bueno, bueno. Mira, yo entiendo por todo lo que pasaste. ¿Quieres
que te cuente tu historia? ¿Tu familia, tus amigos?- Me agarra las manos y las
aprieta con un poco de fuerza, sin lastimarme. Yo cierro los ojos con fuerza y
asiento con la cabeza. –Esta no es una historia larga. Según la historia
oficial, vos estabas escondida en un armario cuando dos ladrones entraron en tu
casa y asesinaron a tus padres para robarles lo poco que tenían; pero eso es
mentira, ellos te ataron en una silla y lo viste todo. Solo tenías ocho años.
Se llevaron todo, lo único que te quedo fue ese peluche, de allí viene tu
apodo. Cuando entraste al orfanato, días luego del suceso, no hablabas. Yo fui quien
te saco tus primeras palabras luego de estar encerrada allí durante tres meses.
Pasaste en total, casi cuatro años en el orfanato-. Cierra la boca y me mira a
los ojos.
-Pero yo recuerdo el fuego. Mis
padres murieron en un incendio. No hubo sangre, solo fuego-. Mi boca estaba
media seca y mi voz no salía como yo quería. Él bajo la cabeza y luego me miro,
con dolor.
-Creí que no recordarías eso.
Pensé que serías más feliz si solo te contaba una parte. Los ladrones
prendieron fuego tu casa. Se les hizo fácil. Era pura madera-. Mi garganta se
cierra y leves imágenes se pasan por mi cabeza. El fuego, el dolor, como un
bombero me sacó de allí. Me sostengo la cabeza con las manos, en un inútil intento
de parar esas horrendas imágenes. Sangre frente a mí. Un hombre con ojos negros
clavándole un cuchillo en la carótida a mi mamá real y otro hombre con ojos
marrones claro pegándole un balazo a mi papá verdadero en el corazón. Una
lágrima sale de mí, inconscientemente, y siento sus brazos alrededor mío.
Levanto la cabeza para mirarlo y
mi mente se inunda de recuerdos de nosotros juntos. En el parque, en la
biblioteca, en las habitaciones, en la cocina. Éramos íntimos amigos y ahora
recuerdo que yo sentía más que amistad por él, pero que jamás se lo dije por
miedo a lo que podía llegar a ocurrir. Su reacción, el hecho de que éramos muy
chicos, por lo menos yo.
-¿Cuántos años tienes?- Sé que es
una pregunta muy tonta, con respecto a todo lo que me está ocurriendo, pero no
puedo detenerla y la formulo.
-Cumplí 18 hace dos meses-. Me
sonríe y parece feliz. A lo mejor ve que algo de mi antigua yo volvió.
-Tengo sueño- Digo con un tono un
poco infantil y me rasco el ojo derecho con el puño. –Pero antes, debo
cambiarme-. Y salgo corriendo a la habitación de él. En cuanto vuelvo, tengo
una remera negra de Green Day que es, claramente, varias tayas más grandes que
yo. –Date la vuelta y no espíes- le digo y le guiño un ojo. Me obedece y me
quito toda la ropa, dejándome solo con la interior. Me pongo la remera y corro
a mi cama. –Párate- Le ordeno y me obedece. Quito la colcha y la sabana y le
señalo, para que entre. Así, nos acostamos juntos y abrazados, como en los
viejos tiempos.
-Así que recordaste que siempre
me quitabas una remera para usarla de pijama- me susurra al oído y me da un beso
en la mejilla. Me sonrojo, pero no me ve ya que la luz está apagada. Y así, nos
quedamos dormidos. Felizmente dormidos.
WoW! Cómo estoy últimamente. No es normal que escriba tanto tan seguido. Sí, sé que son más cortos pero es lo único que llega a mi cabeza hueca! xD Pero mejor así. Bueno, ¿ alguien pidió revelaciones? Acá las tienen :3
Y comenten, que no muerdo (mucho)!
Soy Pandita Gore, nos vemos~